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La verdad de la milanesa

Preliminares

Anoche tuve una experiencia potente. De golpe vi con claridad montones de cosas relacionadas con la esencia humana, nuestra psiquis, el comienzo de la humanidad, el eje temporal, etc. Otras veces tuve experiencias así pero no relacionadas con toda la especie humana sino sólo conmigo misma, y por lo general me cuesta mucho traducirlas a palabras. En el momento de la visión o percibo la imagen o trato de traducirla a palabras, las dos cosas al mismo tiempo no puedo, y prefiero dejarme llevar por la imagen. Y al otro día la imagen ya está mucho más difusa y no logro reproducirla ni transcribirla.

Anoche fue diferente: para empezar, por el contenido de lo que vi, y además porque en el momento en que veía todo con tanta claridad, aunque no podía en ese mismo momento ponerme a escribir, sentía que sí podría pasarlo a palabras al día siguiente. Y aquí estoy, intentándolo.

Cuesta. Logré escribir un borrador, pero me parece muchísimo más flojo que la verdad de lo que percibo. De todas formas lo comparto, y si puedo lo iré mejorando.

Y no me pidan que defina cada término que uso, ¡no soy filósofa! Me manejo con los conceptos imprecisos del sentido común, y a buen entendedor pocas palabras. Todo lo que digo acá, lo afirmo porque sí, no me baso en ningún estudio ni mío ni ajeno. Supongo que un historiador, un arqueólogo, un antropólogo, un filósofo, un psicólogo, un neurocientífico, o todos juntos, podrían refutarme absolutamente todo. Pero no pienso revisar la bibliografía pertinente. Me encanta mi idea, y pienso seguir disfrutándola.

La visión propiamente dicha

Éramos monos, es decir animales, y ahora somos humanos. En algún momento durante la Prehistoria nos transformamos, y el cambio más grande fue psíquico. Cuando éramos monos nos manejábamos por el instinto, igual que los demás animales. Pero en algún momento apareció la conciencia y significó un salto cualitativo con respecto al instinto.

Esta capacidad mental nos permite tener conciencia de nosotros mismos y del otro, del pasado y del futuro, del entorno, del nacimiento y de la muerte, etc. El nuevo estrato mental se acopló al anterior pero sus esencias son harto diferentes y la comunicación entre ambos es penosa. Ambos conviven en la psiquis, pero no es posible el trabajo en equipo entre ellos: o predomina uno o predomina el otro. Una vez nacida la conciencia ya no se puede volver atrás y ser sólo instinto, de la misma forma que quienes son sólo instinto no alcanzan la conciencia.

El resultado es que la mente instintiva está, pero enterrada en el fondo de nuestra psiquis. Sobre este estrato enterrado señorea la conciencia. La conciencia permite planificar, crear, analizar y tomar decisiones racionales. Gracias a la conciencia la humanidad se desarrolló tanto. He visto el yacimiento arqueologico de Serinyà, donde un trozo de madera o una punta de piedra tallada significaron un enorme avance tecnológico, y he visto museos como el de la Técnica del Empordà o el del Cine de Girona con salas llenas de aparatos ideados por montones de hombres diferentes que durante siglos fueron tanteando, probando, inventando miles de variantes hasta llegar a la enorme cantidad y complejidad de artefactos que moldean nuestra vida actual. Todo eso gracias a la conciencia.

Una vez me comentó mi hermana (ella sí es filósofa) que hay especies animales que tienen algunas características de las que consideramos humanas (por ejemplo fabricarse utensilios o viviendas, o el lenguaje) pero aparentemente la especie humana es la única que reune todas esas características, y en eso estribaría nuestra diferencia. A mí me da la impresión de que la base de todo eso está en lo que llamo conciencia. Y que uno de los elementos fundamentales de ese estrato mental es la conciencia del tiempo, es decir haber dejado de percibir el tiempo como un eje vertical que nos atraviesa y percibirlo como una línea horizontal sobre la que nos desplazamos. Y la prueba de que ninguna otra especie animal piensa como nosotros es que ninguna otra especie animal modifica su entorno de la manera pavorosa como lo modificamos nosotros. La conciencia es super útil y fecunda pero también es un mono con navajas, de ahí las calamidades que también es capaz de crear. De la misma forma, la conciencia nos permite ser o compasivos o crueles, términos que aplicados a un animal no tienen sentido.

Hay algo que no sé cómo encaja en todo esto, y es que a veces los animales se comportan de tal forma que resulta extraño pensar que los guía el instinto, o bien el instinto es algo muchísimo más complejo de lo que sospechamos. El ejemplo que tengo en mente es el de las grandes migraciones de animales. Hay especies animales que cada año marchan en masa de un sitio a otro buscando condiciones favorables de vida en rutas circulares o en viajes de ida y vuelta, a veces viajando 12.000 km durante diez meses. Me pregunto cómo saben a dónde ir, cómo encuentran el camino. (Si tienen un minuto miren la página de la National Geographic sobre Great Migrations o lean esta entrada del blog Somos primates.)

Tal vez el instinto es algo mucho más complejo de lo que aceptamos habitualmente, pero como hace tantos milenios que está enterrado en nuesta pisquis no sabemos sacarle el jugo como podríamos. La mente instintiva está presente y viva pero acallada, arrinconada, subdesarrollada, y desconectada de lo que le permite desarrollarse. Todos los consejos para estar mejor que vengo encontrando útiles en el último tiempo coinciden en intentar aplacar la conciencia para dar espacio a la mente instintiva: por ejemplo el libro de Clarissa Pinkola Estés Mujeres que corren con lobos (hablé de él en varias entradas del 2009) o la práctica de la meditación Zen (también transcribí pasajes Zen en el 2009). Aunque en el budismo Zen no se habla de mente instintiva sino de estado puro de conciencia, yo creo que se puede asimilar a lo que digo (algo así comenté en agosto del 2009).

Desde que la humanidad es humanidad no nos es posible manejarnos sólo con el instinto. Necesitamos analizar, planificar, y crear nuestros medios de subsistencia porque ya no nos alimentamos directamente de lo que nos provee la naturaleza. Intentar desactivar del todo la mente conciente (salvo, tal vez, en un ambiente preparado para eso como un monasterio Zen) sería una utopía, un suicidio y un desperdicio, pues también produce cosas maravillosas. Pero sí que vendría bien una mejor conexión entre los dos estratos de nuestra psiquis, o, si la conexión no es posible, reducir el predominio omnívoro de la mente conciente y permitir el desarrollo de la mente instintiva. La mente conciente se potencia a sí misma, se incentiva a sí misma, y entra en una espiral de elucubraciones que pueden ser muy fecundas pero también muy dañinas. La mente instintiva es la base de la serenidad y la fortaleza humanas.

Fotografías: National Geographic, Great Migrations

2 comentarios:

Diana Pérez dijo...

Dos o tres diferencias entre vos y yo (bah! lo que vos pensás y o que yo pienso):
1. no llamaría "conciencia" a eso que nos distingue de otros animales, ni autoconciencia, porque hay de eso en otros seres vivos no-humanos. Más bien creo que lo que nos distingue es la cultura, y centralmente una herramienta de la cultura que es el lenguaje humano (recursivo).
2. No diría que las dos cosas, instinto (como vos lo llamás, yo lo llamaría bagaje biológico) y cultura son antagonistas. Es más creo que la cultura humana depede de nuestro bagaje biológico. O sea las dos cosas van juntas, no compiten. No hay que dejar de costado una para llegar a la otra. Hay que cambiar el foco, en todo caso, pero la cultura, el lenguaje, la "razón" dependen de nuestras interacciones sociales emocionales más básicas.
3. Nada "apareció" de golpe. Todo se sucedió en miles de años de evolución de los hominidos, y es posible encontrar algunos aspectos de la comunicación humana, de las emociones humanas, de la cultura humana en otros seres vivos, como vos decís en nosotros se da una peculiar combinación de posibilidades que estan aisladas en otrso seres. Algo así.
En fin, es un error para mi gusto esto de oponer emoción y razón, institnto y conciencia. Las dos cosas están juntas en cada una de nuestras acciones.
No sé si leiste el libro "El error de Descartes" de Antonio Damasio. Si no, cuando nos veamos te lo paso. A mi me convenció.

gotamarina dijo...

Hola Diani! Gracias por tus comentarios!
Algunas sutilezas sobre lo que traté de decir:
1)ya sé que los nombres que elegí, "conciencia" e "instinto" no son felices, porque están cargados de siglos de definiciones diferentes según cada teoría. Pretendí usarlos en un plano coloquial, con la bastante ambigüedad como para que mas o menos se me entienda y así evitar tener que definir mejor lo que quería decir porque me costaría muchísimo poder definirlo bien. No estoy formulando una teoría, esto no es un paper para un congreso, es sólo tratar de expresar una imagen que tuve muy nítida en un momento preciso, y si se quiere es más poética o literaria que otra cosa.
2) No quise decir que estas dos capacidades mentales sean antagonistas a muerte, pienso que ambas estan presentes en nuestra psiquis todo el tiempo, pero sí me parece que el haber hiperdesarrollado una (la "cultural" si queres llamarla así) hizo que la otra esté mucho menos desarrollada (basta imaginar que le pasaría a un ser urbano en la selva para darse cuenta de esto). Supongo que si hubiera una hecatombe nuclear y los sobrevivientes tuvieran que vivir entre ruinas salvajes volverían a desarrollar mas el instinto... o tal vez leí demasiadas historietas al respecto.
3) tampoco dije que la conciencia apareció "de golpe", obviamente los cambios son graduales y acumulativos. Lo que quise decir es que en algún momento hubo un cambio cualitativo: ya no se trataba de que hubiera "más de lo mismo" sino que había algo nuevo que las otras especies no tienen. Y acá es donde cualquier especialista (como vos) puede refutarme, porque no estoy hablando como estudiosa, no leí un solo libro al respecto, es, simplemente y como dije antes, una imagen.
4) Tampoco pretendí oponer emoción y razón. No asimilo instinto a emoción y conciencia a razón. La conciencia también es emocional e irracional (si no fuera así no tendrían lugar muchos desbarajustes que se dan).
Fijate que también digo que lo que llamé "mente instintiva" es lo mismo que los budistas llaman "estado puro de conciencia", y ellos usan la palabra conciencia y para mí está bien, no hay oposición, me importa un rábano el término utilizado, pero siento que hablamos de lo mismo: un estrato mental que no es discursivo. Coincidentemente el entrenamiento budista en acceder a este estrato mental provoca muchas de las cosas que siento que comparten los animales: estar en el presente, actuar con precisión y sin incertidumbres, no angustiarse, etc. Por algo será.
Por lo tanto estos dos estratos no son antagonicos, simplemente la cuestión es ocuparnos de desarrollar un poco más el que tenemos tan abandonado y darle un poco de recreo al que tenemos tan hiperdesarrollado.
Pasame el libro que me decis cuando nos veamos, me encantará leeerlo.
¡Besotes!