Páginas

Dylan para Pan de humo



Love minus zero/No limit

My love she speaks like silence,
without ideals or violence,
she doesn't have to say she's faithful,
yet she's true, like ice, like fire.
People carry roses,
and make promises by the hours,
my love she laughs like the flowers,
Valentines can't buy her.

In the dime stores and bus stations,
people talk of situations,
read books, repeat quotations,
draw conclusions on the wall.
Some speak of the future,
my love she speaks softly,
she knows there's no success like failure
and that failure's no success at all.

The cloak and dagger dangles,
madams light the candles.
In ceremonies of the horsemen,
even the pawn must hold a grudge.
Statues made of match sticks,
crumble into one another,
my love winks, she does not bother,
she knows too much to argue or to judge.

The bridge at midnight trembles,
the country doctor rambles,
bankers' nieces seek perfection,
expecting all the gifts that wise men bring.
The wind howls like a hammer,
the night blows cold and rainy,
my love she's like some raven
at my window with a broken wing.


Mi propuesta de hoy para Pan de humo, sin los comentarios, excepto esta anécdota personal:

Cuando yo tenía más o menos 14 años, mi tío Heriberto me regaló un libro finito de tapas negras con canciones de Dylan traducidas al castellano. No era una edición bilingüe, sólo estaba la versión castellana de cada letra. En casa teníamos el disco doble de Joan Baez interpretando canciones de Bob Dylan, que trae unos dibujos a tinta preciosos, (que creo que eran de ella misma) pero no tiene las letras de las canciones. Yo quería saber cómo era esta letra en inglés, así que con un diccionario de inglés, el disco y el libro de mi tío, emprendí la curiosa tarea de re-traducir el texto del castellano al inglés. Por supuesto, no lo conseguí. A veces es extraño recordar cómo era la vida antes de internet, ¿no?

Una cosa lleva a la otra...

Del Angelus Novus al Retrato de Sibylla Sambetha... Empecé el blog proponiéndome no incluir textos literarios no escritos por mí, simplemente porque si empiezo a meter todo lo que me gusta no termino más. Pero ahora que estuve metiendo música (y sus textos) e imágenes, no veo por qué no incluir también prosa literaria.

Este texto de Saer es el primero que leí de él, y me acuerdo claramente la impresión que me causó. Yo estaba en algún local de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA manejado por su Centro de Estudiantes (creo que era la librería, venta de apuntes y fotocopiadora) haciendole compañía a mi novio de entonces (que lo fue por 9 años), y alguno que estaba por ahí me alcanzó una revista literaria de esas que empezaban y duraban algunos números y ya está. En una página estaba este texto de Saer, y leerlo me cambió la vida. Digamos que fue el inicio de una de mis más fieles devociones que todavía dura y durará por siempre. Además de ser el iniciador de todo esto, es un texto al que vuelvo una y otra vez porque me transmite placidez y amor por el universo en su totalidad, y creo que de los textos de Saer es el que más tiene que ver con cuentogotas.


El parecido

Un amigo mío escritor que descubrió que la mujer lo engañaba con un empleado de banco cuando lo más común es que las mujeres de los empleados de banco sueñen que engañan a sus maridos con escritores, se fue un día de su casa y después de vagabundear un tiempo por la cordillera, trabajando en un diario de Mendoza, Los Andes, creo, y viviendo a costillas de un bodeguero que protegía a los poetas y a los pintores, desapareció por completo, sin que yo o algún otro de sus amigos tuviese la más mínima idea de dónde podía estar, hasta que una mañana de marzo en que tuve que levantarme temprano para ir a la ciudad (yo vivo en las afueras, en Colastiné Norte), cuando abrí la puerta de calle, me encontré de golpe con un hombre de a caballo que me dijo que había pasado por la estafeta y que como había dicho que venía en dirección de mi casa le dieron para que me la trajera una carta que amarilleaba en la estafeta desde hacía más de dos meses: era correo aéreo, porque el sobre, de papel fino, estaba bordeado de franjas coloradas y azules, y cuando lo abrí comprobé que traía una postal —la reproducción de un cuadro de Hans Memling, el retrato de Sibylla Sambetha— al dorso de la cual mi amigo, desde Brujas, Bélgica, me mandaba decir que estaba lo más bien, que había rejuvenecido diez años, y que vivía con una japonesa chiquitita que no hablaba nunca y que había aprendido a cebarle mate.

La gente que no vive en la zona no puede imaginarse el calor que hace todavía en marzo, así que al sol de las ocho el rocío desde hacía horas ya no estaba en las hojas y la luz me calentaba la cabeza mientras esperaba el colectivo, al costado del camino, mirando el retrato de Sibylla Sambetha, tan familiar para mí, aunque era la primera vez que lo veía, que la cara de la que me hacía acordar, aun cuando yo no supiese exactamente de quién era, crecía en mí desde la amplia y rígida mancha de rosa marmóreo, extendida todavía más porque los cabellos tensos desaparecían hacia atrás recogidos en un rodete cónico cubierto por un tul que caía en pliegues geométricos hacia los hombros, y porque el vestido de un color que llamaré petróleo se abría alrededor del cuello en un escote circular. Tenía la revelación de ese recuerdo, la identidad de ese rostro, en la punta de la lengua, por decirlo de algún modo, y con todas mis fuerzas trataba de saber por fin de quién era, trataba de conseguir que por fin el recuerdo avanzara desde las bambalinas negras hacia el círculo errático de luz en el gran escenario de la mente, que dejara de ser recuerdo que no tenía de qué acordarse y se convirtiera en una imagen palpable y actual. Estaba todavía en eso cuando llegó el colectivo, semivacío, lento, plateado, solitario en la cinta azul del asfalto, brillando al sol y lleno de ruidos de metal y motores. Saqué el boleto y me iba a sentar cuando de golpe vi a Sibylla, sola y plácida, mirándome con sus ojitos pensativos desde el último asiento. La luz oblicua y porosa del sol le daba en la cara en la que el rosa marmóreo se había convertido en un resplandor dorado. Toda la piel estaba salpicada de pecas y de granitos, algunos coronados por un puntito blanco de pus. Pero la frente amplia era la misma y el cuello se elevaba también, libre, desde el escote redondo de un vestido de algodón estampado en grandes flores verdes y coloradas. Yo la había visto muchas veces —la cara estragada, el pelo oscuro y tenso recogido hacia atrás, la mirada más plácida y pensativa que una mano golpeando a la otra con un ramo de glicinas mojadas—, sentada en un banquito de madera, mirando el río desde la puerta del rancho de su padre, un pescador que yo iba a ver de tanto en tanto para encargarle un amarillo o una yunta de patos salvajes. Estuve a punto de mostrarle el retrato pero soy un hombre tímido, casi débil de carácter, y después de todo ¿qué importaba?

He visto gemelos muy parecidos entre sí, pero nunca tan parecidos como Sibylla Sambetha y la chica de la costa. Y sin embargo, ¿puede haber dos personas más diferentes? Nada me hizo pensar que eran tan diferentes como el hecho de verlas tan parecidas. Durante muchos días ese parecido me inquietó y me hizo sentir, por contraste, la realidad de lo diverso más que la de lo semejante, porque la realidad de lo diverso revela la realidad de lo único, de la que Marx se burló, y, melancólicamente, pensé mucho en la infinidad de las piedras y de los árboles, de las caras, de los pájaros, de los excrementos, de las raíces, cada uno irrepetible y solitario, único; experimenté el lugar común de las impresiones, la de las infinitas olas del mar y la de la arena innumerable, la del pasado, el presente y el porvenir que fluyen, según cómo se los mire, en distintas direcciones y se entrechocan entre sí formando nudos y colisiones que creemos inteligibles, y de golpe (era mediodía y yo estaba echado desnudo, al sol, para que la luz me socarrara, los ojos cerrados y los poros abriéndose lentamente con un estridor secreto), eufórico, deseé por un momento ser una clase especial de cantor, el cantor del mundo visible, el cantor de todas las cosas, considerándolas una por una, el cantor de las dos Sibyllas, para darle a cada cosa su lugar con una voz ecuánime que las iguale y las recupere, para mostrar en el centro del día un mundo completo en el que estén presentes todos los paraísos y todas las hojas de todos los paraísos y todas las nervaduras de todas las hojas de todos los paraísos, para que el mundo entero se contemple a sí mismo en cada parte y en el honor de la luz y nada quede anónimo.


Volvieron las 10 horas


Otra vez jornada laboral intensiva de 8 horas diarias por contrato más 2 horas extras diarias sin mucha posbilidad de decir que no, por tiempo indeterminado (esta vez de 7 a 17 , en vez de 8 a 18, como la temporada pasada). ¡Ojalá no se prolongue 7 meses, como en la temporada anterior! Otra vez no ver la luz del sol de lunes a viernes salvo unos pocos minutos al mediodía, otra vez convivir con la presión laboral y lidiar con la ansiedad que me provoca ver que por más que trabajemos y trabajemos no damos a basto, otra vez quemarme el cerebro con este trabajo y pensar en él hasta dormida, otra vez caer fundida a la noche y no tener un minuto libre durante el día para mí...

Por lo menos esta vez hay grandes diferencias: no estoy sola, tengo dos compañeras de trabajo fantásticas que trabajan mucho y con las que me llevo muy bien; y el dueño dio su consentimiento expreso a que nos tomemos 20 minutos para comer al mediodía (cosa que la temporada pasada no había ni mencionado) y nos los tomamos religiosamente, saliendo a la puerta a ver el sol si el tiempo lo permite. Algo es algo.

Y lo mejor que puedo hacer es tomármelo con soda... amargarme no ayuda nada.

Eso sí: pocas ganas tengo de pensar en una mudanza en estos momentos... y sin embargo no tengo más remedio que pensarlo.

Ángeles extraños me acompañan


Strange Angels, el disco de Laurie Anderson de donde proviene la canción dedicada a Benjamin, es otro de mis discos de cabecera. La primera vez que lo escuché completo fue a través de un caset que alguien me prestó, y que era una copia casera, de esas totalmente desinformadas, que sólo tienen el nombre del autor de la música y con suerte el título del disco. Yo tenía en mi casa un caset de 90 minutos lleno de una música que nunca había escuchado y de la que sólo sabía que su autora era Laurie Anderson y que el disco se llamaba Strange Angels, y me fascinó. Algo había de muy novedoso para mí en el sonido de Laurie, porque ese caset me resultaba extranísimo y lo oía como una unidad, ni siquiera reconocía cuándo pasaba de una canción a otra. Escuchaba la imagen del Ángel de la Historia igual al texto de Benjamin antecedida por el diálogo entre Hansel y Gretel y me parecía alucinante; y me preguntaba hasta qué punto Laurie había estado pensando en Benjamin al componer eso.
En cuanto tuve mi primer reproductor de cedés me compré el de Strange Angels, y pude manosear toda la información que traía de punta a punta.



Strange Angels

They say that heaven is like TV

A perfect little world

that doesn't really need you

And everything there

is made of light
And the days keep going by

Here they come Here they come

Here they come.


Well it was one of those days larger than life
When your friends came to dinner

and they stayed the night

And then they cleaned out the refrigerator -
They ate everything in sight

And then they stayed up in the living room

And they cried all night


Strange angels - singing just for me
Old stories - they're haunting me

This is nothing

like I thought it would be.


Well I was out in my four door

with the top down.

And I looked up and there they were:

Millions of tiny teardrops

just sort of hanging there
And I didn't know whether to laugh or cry

And I said to myself:

What next big sky?


Strange angels - singing just for me

Their spare change falls on top of me

Rain falling Falling all over me

All over me

Strange angels - singing just for me

Old Stories - they're haunting me

Big changes are coming

Here they come

Here they come.


Esta canción me despierta algo semejante al "No era esto. No era esto" del Diálogo bajo un carro de Juan José Saer ("No oigo nada, nada, salvo este siglo ensordecedor....Nada, salvo una voz, que se cuela, a veces, desde la infancia, para decir, muchas veces, "No era esto. No era esto" y apagarse, en seguida, llorosa, en la oscuridad"). La devastación que en Saer podría verse como heróica, aunque los mismos protagonistas dicen que es sólo salvajismo, en Laurie está sufrida en lo cotidiano, en lo más rutinario y sencillo. Y los strange angels singing just for me son como las voces que José trata de hacerle escuchar a Rafael, su hermano, en el diálogo de Saer: ¿Nunca escuchaste, tampoco, curva, paciente, la voz del verano, que no habla en las cosas ni por ellas, sino para sí misma y en sí misma, en los grandes espacios y en el río de la siesta?...









Si alguien quiere leer completo el Diálogo bajo un carro de Saer, puede ir a Pan de humo y buscar en el archivo de entradas en el mes de marzo de este año.

Cómo imaginé hasta hoy al Angelus Novus

Aunque siempre viví con reproducciones y libros de Klee a mi alrededor, nunca me había encontrado con el Angelus Novus, cosa que me hacía pensar que sería difícil de encontrar, que se habría perdido con la guerra o los años, etcétera. La cuestión es que tampoco nunca lo había buscado, tal vez porque leí el texto de Benjamin hace muchos años, antes de que internet se nos metiera en nuestras vidas tanto como lo está ahora (por la misma razón no vi el retrato de Sybilla Sambetha del que habla Saer en El parecido hasta que fui a Brujas y pude mirar el catálogo del Memlingmuseum); antes de que con sólo ir al Google Imagenes, todo se encontrara. Eso hice ayer y San Internet me devolvió cientos de Angelus Novus como el que incluí, como para que no me quede duda de que es éste.

Debo confesar que me sorprendió muchísimo lo que encontré. Tantos años imaginándome el cuadro de Klee a partir de la descripción de Benjamin, que la imagen que se había formado en mi cabeza era más real que lo que pudiera encontrar. Nunca se me había ocurrido que el ángel se veía de frente y tan grande su cara. En cuanto a la estructura del cuadro yo me había imaginado algo así:



Obviamente la textura, colores, etc, serían “a la Klee”, pintor que tanto me gusta desde mi infancia más remota (dicen mis padres que cuando era bebé me dejaban delante de una reproducción de Paul Klee que colgaba en una pared de nuestra casa y yo mágicamente me calmaba; a tan temprana edad no puedo dar fe, pero de lo que sí me acuerdo es de tener pocos años y quedarme fascinada con esta misma reproducción de la que hablaban mis padres, imaginando una y otra vez formas y figuras en los trazos inacabados).

De paso, buscando en internet me enteré de la historia del cuadro, incluyendo datos tan relevantes como que Benjamin le compró el cuadro a Klee y se lo legó (o casi) a Scholem... qué pequeño es el mundo, y más desde que existe internet! Phileas Fogg no se habría movido de su asiento en el Club de haber existido la web...

En 1921 Benjamin compró la acuarela de Paul Klee titulada: Angelus Novus. Por unos meses permanece en Münich en casa de G. Scholem y luego es llevada a Berlín.

En 1932 Benjamin pensó en suicidarse y dejar de herencia la pintura a su amigo Scholem.

En 1935 Benjamin emigra a París y lleva la pintura consigo.

En 1940 antes de partir a los Pirineos para intentar escapar de los nazis deja la acuarela a resguardo de G. Bataille en la Biblioteca Nacional de París.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial es llevada a Estados Unidos en donde queda en manos de Thedor Adorno que a su regreso a Frankfurt la lleva consigo.

En la actualidad la acuarela está en el Museo de Israel en Jerusalen. Fue legada por la viuda de Scholem.

¿Qué es el arte?

Resulta que un día Paul Klee pintó este cuadro y lo llamó Angelus Novus.


Tiempo después Walter Benjamín escribió este texto:

Tengo las alas prontas para alzarme,
Con gusto vuelvo atrás,
Porque de seguir siendo tiempo vivo,
Tendría poca suerte.
Gerhard Scholem, Gruss von Angelus


Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y éste deberá ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos aparece una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el Paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán lo empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.

Varios años después Laurie Anderson compuso esta canción.



The Dream Before

(for Walter Benjamin)

Hansel and Gretel are alive and well
And they're living in Berlin
She is a cocktail waitress
He had a part in a Fassbinder film
And they sit around at night now
drinking schnapps and gin
And she says: Hansel, you're really bringing me down
And he says: Gretel, you can really be a bitch
He says: I've wasted my life on our stupid legend
When my one and only love
was the wicked witch.

She said: What is history?
And he said: History is an angel
being blown backwards into the future
He said: History is a pile of debris
And the angel wants to go back and fix things
To repair the things that have been broken
But there is a storm blowing from Paradise
And the storm keeps blowing the angel
backwards into the future
And this storm, this storm
is called
Progress


Y unos cuantos años después yo escribí esto (pero el editor del blog no me deja disponer los versos como en el original, cosa que me importa mucho o sea que esto es una aproximación; total pero no cabal).

Leí, lavé los platos, pensé en mi vida, puse algo a cocinar, abrí las ventanas para que no se empañen, mordisquée unos maníes, hojée una revista de poesía, el vientro entró por las ventanas abiertas, lo escuché arremolinándose en la calle, la puerta del baño se cerró con estrépito y me asusté, agregué manteca a la comida, terminé de hojear la revista, me quedé de pie en el centro de mi depto con los brazos en jarra mirando por la ventana y hay:

...........................................................en mi boca sabor a gancia, en la calle un azul brillante que no sé de dónde proviene y me intriga, en la ventana de enfrente alguien que se asoma, corre las cortinas y desaparece, en la mía mi propio reflejo mirándome interrogativa, en el aire la voz de Laurie diciendo que Hansel le dice a Gretel que siempre amó a la bruja sólo para que ella le pregunte qué es la historia y él pueda decirle la más hermosa frase de Benjamin que leí jamás

....................................y en mi boca se juntan pasado presente y futuro y contemplo mi vida
..............
algo que no es agua ni aire .................que no puede cristalizar ni evaporarse ...............ni ser neblina ni vapor ni vaho ..................ni nube o llovizna............... algo que cuando está a punto de solidificarse en los arabescos góticos de un copo de nieve pierde nuevamente la forma y es sólo aire que no cesa de caer ................que tampoco puede caer porque para eso hace falta una atracción, y yo sólo floto
...........................ya no como un globo bobo,
...........................ya no en un mar viscoso
.....sola floto sólo si puede decirse que el aire flota ..................porque me disgregué en moléculas de aire y ni nube soy, ni gotas de agua pegaditas unas a otras flotando en el aire, lluvia minúscula e inmóvil que puede rozar alguna mejilla................. ni eso porque de tanto estar en el aire yo misma soy aire...................... me desagregué en átomos aéreos y si soy celeste es porque a veces reflejo inclinada la luz y a veces, pocas veces, la luz reflejada rebota en unos ojos y entonces hay alguien que cree verme.


Así que hoy me dije: el arte es como una bola de nieve, como esas bolas de nieve que empiezan pequeñas en la cima de alguna montaña y entran a rodar, ladera abajo, y al rodar se van transformando, agrandando, engrosando, desprendiendo más bolas de nieve que entran a rodar a su vez, transformándose, engrosándose, agrandándose, desprendiendo a otras y otras y otras, y aquella primera que empezó el alud ya no sabe nada de sí misma ni de las compañeras a las que arrastró en su caída sin proponérselo, perdida en la inmensidad blanca a la que da sustancia y que la contiene….

Cosa que me hizo recordar un chiste muy tonto que circulaba entre mis amigos cuando teníamos 15 o 16 años, que consistía en preguntarle a alguien ¿Qué es el arte? con la esperanza de que se enfrascara en una conversación sesuda e inconsecuente principalmente porque el chistoso que había empezado la conversación en lo único que pensaba era en encontrar el momento apropiado para descerrajarle un No, helarte es cagarte de frío una noche de invierno.

La canción de la nostalgia

No soy escocesa ni pisé nunca suelo escocés ni es éste mi folklore, y sin embargo esta canción me transmite de forma cabal la añoranza por el pequeño rincón del mundo que tanto amamos, sea cual fuere para cada uno de nosotros.
Y este video me encanta, la sencillez de estar tocando la guitarra en el campo frente a la casa, los amigos que dan un paseo por la playa, la gente del pueblo que se junta alrededor del fogón una noche de verano al lado del mar y cantan todos juntos....
Ojalá cantáramos más. Ojalá cantáramos juntos.




Mull of Kintyre

Mull of Kintyre
Oh mist rolling in from the sea,
My desire is always to be here
Oh Mull of Kintyre

Far have I traveled and much have I seen
Dark distant mountains with valleys of green.
Past painted deserts the sunsets on fire
As he carries me home to the Mull of Kintyre.

Mull of Kintyre
Oh mist rolling in from the sea,
My desire is always to be here
Oh Mull of Kintyre

Sweep through the heather like deer in the glen
Carry me back to the days I knew then.
Nights when we sang like a heavenly choir
Of the life and the time of the Mull of Kintyre.

Mull of Kintyre
Oh mist rolling in from the sea,
My desire is always to be here
Oh Mull of Kintyre

Smiles in the sunshine
And tears in the rain
Still take me back to where my memories remain
Flickering embers growing higher and higher
As they carry me back to the Mull of Kintyre

Mull of Kintyre
Oh mist rolling in from the sea,
My desire is always to be here
Oh Mull of Kintyre

Mull of Kintyre
Oh mist rolling in from the sea,
My desire is always to be here
Oh Mull of Kintyre


Paul McCartney

Madera brasileña


Verde anil amarelo cor de rosa e carvão es un disco de Marisa Monte que me inspiró absoluto amor a primera oída cuando lo conocí hace más de 10 años, y desde entonces es uno de mis discos de cabecera. Y ahora lo recomiendo porque siento que puede acompañar cualquier momento emocional: si estamos felices, musicaliza nuestra alegría; si estamos tristes, nos reconforta y alivia; si estamos reflexivos, su versión de Pale Blue Eyes de Lou Reed puede compaginar con cualquier momento metafísco; si estamos en un momento de contemplación del universo en toda su profunda magnanimidad, Alta Noite reflejará nuestro éxtasis; si nuestro amor nos dejó, De Mais Ninguém nos abrigará en la pena (Se ela me deixou, a dor ... é o que me esquece sem me dar calor...); si nuestro amor se ha ido pero volverá, Esta melodia nos ayudará a sentirnos acompañados mientras esperamos su regreso; y si nuestro amor sigue a nuestro lado, danzaremos juntos con Na estrada.
Con esa cualidad brasileña que les permite hablar en tono alegre de los pesares (y que nos hace tanto bien a los argentinos para contrarrestar nuestra tanguedad, nuestra tendencia a hablar melodramáticamente hasta de las cosas alegres) la Dança de solidão, de Paulinho da Viola, que empieza Solidão é lava que cobre tudo / Amargura em minha boca... termina con esta imagen que guardo como fuente de toda esperanza: Apesar de tudo existe, uma fonte de água pura / Quem beber daquela água, não terá mais amargura.

Les dejo una de las canciones más leves y maravillosas de este disco que adoro:



Bem leve

Bem leve leve

releve
quem pouse a pele
em cima de
madeira
beira beira
quem dera mera mera
cadeira
mas breve breve
revele
vele vele
quem pese
dos pés a caveira
Dali da beira uma palavra cai no chão
caixão
dessa maneira
Uma palavra de madeira em cada mão
Imbuia
Cerejeira
Jacarandá, Peroba, Pinho, Jatobá
Cabreúva
Garapera
uma palavra de madeira cai no chão
caixão
dessa maneira.
Marisa Monte/Arnaldo Antunes

Liverpool 1991




Un "audiovisual" que hice en el año 2003 con fotos que había sacado Rubén en Liverpool en 1991. Por problemas técnicos (compatibilidades entre formatos, sistemas operativos, y otras yerbas) Rubén tuvo que reconstruir el video para poder subirlo a You Tube.

Mother Nature's Son

Paseo con Manuel un sábado preinvernal por la mañana. Los videos se ven espantosos porque los grabé con mi móvil, y para colmo el día no era luminoso. Mientras estábamos juntos junto al río me acordé de esta canción, para mí estaba todo unido.















Born a poor young country boy--Mother Nature's son
All day long I'm sitting singing songs for everyone.

Sit beside a mountain stream--see her waters rise
Listen to the pretty sound of music as she flies.

Find me in my field of grass--Mother Nature's son
Swaying daises sing a lazy song beneath the sun.

Mother Nature's son.