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El agua según Melville


El mismo amigo que me recomendó La línea de sombra de Conrad, amaba Moby Dick, de Herman Melville. Lo leyó montones de veces y me contó que le gustaba tanto el comienzo que durante años fotocopiaba la primera página y se la regalaba a sus amigos. Yo lo leí gracias a él, y es cierto que es magnífico, tanto el comienzo como el final. Es un libro muy poderoso.

Una novela que transcurre sobre el mar, que trata del encuentro del hombre con uno de los símbolos marinos más potentes de la historia humana, no puede reducirse a un párrafo, pero en honor a mi amigo transcribo esta frase que me copié para mí porque me gustó mucho cuando leí el libro hace 12 años. No es el primer párrafo sino el quinto, y no está en la primera hoja del primer capítulo sino en la segunda, pero tiene una imagen que me gusta mucho.

En el inglés original:

Once more. Say, you are in the country, in some high land of lakes. Take almost any path you please, and ten to one it carries you dawn in a dale, and leaves you there by a pool in the stream. There is a magic in it. Let the most absent-minded of men be plunged in his deepest reverie -- stand that man on his legs, set his feet a-going, and he will infallibly lead you to water, if water there be in all that region. Should you ever be athirst in the great American desert, try this experiment, if your caravan happen to be supplied with a metaphysical professor. Yes, as every one knows, meditation and water are wedded for ever.

En la traducción al castellano de la edición que estaba en casa de mis padres, lamentablemente no anoté ni el traductor ni la editorial, pero es la edición clásica en castellano, bastante vieja:

Hay más. Supongamos que está usted en el campo, en algún sitio elevado donde abunden los lagos. Tome usted cualquiera de los senderos que le plazca y ése, casi seguramente, lo conducirá, a través de un valle, para dejarlo junto a una corriente de agua. Hay en ello algo de magia. Deje que el más distraído de los hombres se sumerja en los ensueños más profundos; póngalo luego de pie, imparta impulso a sus piernas y éstas lo conducirán, infaliblemente, hacia el agua, si hay agua en la región. Si alguna vez se sintiera usted sediento en el gran desierto americano, pruebe este experimento, siempre que la caravana disponga de un profesor de metafísica. Sí, como todos saben, la metafísica y el agua están unidas para siempre.

Herman Melville, Moby Dick, Tomo I, página 29.

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