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Cómo mata el viento norte

Leí una novela que me gustó mucho y tenía ganas de hablar de ella. Se llama Contra el viento del norte (Gut gegen Nordwind) y su autor es Daniel Glattauer. Le encuentro varias virtudes:

Se lee rápido. En esta vida moderna, tan ajetreada, se agradece terminar una novela tan pronto. La trama atrapa, pero además se lee rápido porque tiene muchos blancos (buena parte de la novela son diálogos escritos, lo que hace que tengan todavía más blancos que un diálogo normal).

Es cautivante. Muy cautivante. La prueba de esto soy yo misma: esta novela llegó a mí porque en la Biblioteca del pueblo encontré un folleto de la editorial con el primer capítulo. Es algo que ya vi otras veces: las editoriales reparten extractos del primer capítulo de sus novedades para promocionarlas. Ya leí varios primeros capítulos pero ninguno me cautivó tanto como éste, me quedé desesperada por leer el resto, así que pedí el libro en la Biblioteca. Estaba prestado, lo reservé, me avisaron cuando quedó libre, lo fui a buscar inmediatamente y me enfrasqué en su lectura. Me llamó la atención que desde la solapa se anunciara ya la continuación de esta novela, pero cuando llegué al final entendí por qué, porque me quedé recontra enganchada deseando la continuación, es más, al día siguiente (la terminé tarde en la noche) entré en el sitio web de la editorial para averiguar si su continuación ya estaba publicada o no y me suscribí al boletín de novedades para estar al tanto de cuando saliera. Cuando leo libros de la Biblioteca que me gustan mucho, después de terminarlos y antes de devolverlos suelo releer partes que leí demasiado deprisa; en el caso de esta novela, entre una cosa y otra terminé leyéndola toda de nuevo pero en desorden (y se disfruta igual).

No puede ser llevada al cine. Es decir: por supuesto que si llega a convertirse en gran éxito de ventas, como todo parece anunciar, Dios Hollywood bien puede hacer una adaptación, eso no lo dudo, pero cualquier intento de contar esta novela con imágenes socava profundamente los fundamentos de su construcción y la convierte en otra cosa. ¿Por qué me gusta tanto que no pueda ser llevada al cine? No sé bien por qué... En general no me gustan las adaptaciones cinematográficas de obras literarias, aunque reconozco que cada tanto hay alguna película que tiene su origen en una obra literaria que está francamente buena, pero desde mi punto de vista es muy cada tanto.* Y me gusta mucho que en la era de la imagen haya algo que no pueda ser deglutido por lo visual, algo que por su misma esencia es sólo idea, palabras, imágenes mentales pero no ópticas. Por último, cada vez que escucho a mis compañeras de trabajo diciendo que fueron a ver por ejemplo El retrato de Dorian Gray y no tienen la más puta idea del libro que inspiró la película, me corre una especie de escalofrío...

Volviendo al viento del norte: todas las virtudes que le encuentro derivan de lo mismo, la esencia de su construcción: ¡está toda escrita con correos electrónicos! Una idea simple como el huevo de Colón, ¿verdad? Al leerla transmite una sensación de sencillez, de que a cualquiera se le podría haber ocurrido antes... sencillez que, sospecho, esconde el cuidado extremo que debe de haber puesto el autor al escribirla.

Es decir, es una novela epistolar pero sus cartas son correos electrónicos, cosa que me cae muy en gracia porque años atrás (demasiados años) yo me había planteado escribir una novela epistolar "moderna", que además de cartas incluyera todas las demás formas de intercambio postal a los que recurríamos entonces mis amigos y yo (cartas, postales, cassettes, dibujos, cualquier cosa que pudiera meterse en un sobre y despacharse por correo, telegramas, faxes e incluso llamadas telefónicas).** Nunca pasé de la idea, y mientras tanto el mundo cambió, apareció internet, el correo electrónico, los móviles a diestra y siniestra, en muchos aspectos cambiaron las formas de las relaciones humanas; cambió tanto todo, que la novela epistolar moderna es ésta de Glattauer.


Y la cancion de Charly no tiene nada que ver con la novela, pero como la cité en el título de la entrada y es una de mis favoritas, la comparto con ustedes:



* Postscriptum: Estuve injusta con el cine. Hay grandes películas inspiradas en obras literarias y me gustan muchísimo, lo que pasa es que las pienso en sí mismas, como películas, y no en relación con la obra literaria de donde surgió su inspiración. Por ejemplo, me gusta mucho más (lo reconozco sin vergüenza) y marcó mucho más mi vida Blade Runner que ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick; cuando pienso en Blow up me parece puramente anecdótico que esté basado en "Las babas del diablo" de Julio Cortázar, y he visto 4 veces o más Jules et Jim pero jamás leí la novela de Henri-Pierre Roché en la que está basada (aunque imagino que la leería con gusto si la tuviera a mano). Y hay más ejemplos, estos son los primeros tres que se me ocurren... tal vez el problema sea el pensar las películas como "adaptaciones" de literatura, por un lado, y por el otro el esperar de las películas algo semejante a lo que pueden producir los libros.

** Ya conté en La casa del lago mi amor por el correo ordinario; con esta novela me reconcilio con el correo electrónico: ¡también se puede hacer literatura con él!

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