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Nuevos placeres

Liz, la holandesa del grupo de música country en el que toca Rubén ahora, en su segunda venida a casa nos trajo dos regalos: una hamaca paraguaya y un frasco de Pindakaas naturel. ¡Siempre quise tener una hamaca paraguaya a mi disposición, y nunca se me había dado! Liz, en su primera visita, miró el cerezo de nuestro jardín y dijo “Este árbol tiene muchas posibilidades”, y prometió la hamaca. Y en su segunda venida dijo “Lo prometido es deuda”. Para sacarnos las ganas hoy la instalé provisoriamente entre el cerezo y el olivo, instalación provisoria porque el olivo no tiene tantas posibilidades como el cerezo, por decirlo en términos de Liz, es decir es pequeñajo y no puede aguantar nuestro peso. Pero por hoy la usamos ahí, y ¡qué placer! Más todavía porque a la mitad de la primavera el tiempo se puso prácticamente veraniego, así que balancearse suavemente en la hamaca en la torridez del mediodía tardío mirando las ramas del cerezo sobre nuestras cabezas me resultó sublime. Manuel ultracontento con la hamaca, demostrando que la predisposición a la farchota es de origen genético.

El segundo regalo es un frasco de vidrio de buen tamaño, con un contenido marrón y cremoso y una etiqueta escrita sólo en holandés. Cuando la miré a Liz con asombro, explicó: “crema de cacahuete” (es decir de maní). Le pregunté si no lo quería ella y me dijo que su primo le había traído 8 potes. A la hora de la merienda Manuel y yo nos dedicamos a inspeccionar el frasco. Le conté a Manuel que nunca había probado esto, que no tenía idea de qué sabor tenía, ni siquiera sabía si era dulce o salado, y me di cuenta de que en ese momento estaba igual que Manuel cuando lo animamos a probar algo nuevo; estaba ante una nueva virginidad, a punto de perderla. Abrí el frasco y probé una cucharadita despacio, y ¡me encantó! Por supuesto tiene gusto a maní, y no es ni dulce ni salado. Es cremoso, suave, y riquísimo. Le dije a Liz que me había encantado y me contó que cuando era pequeña siempre le pedía a San Nicolás (Papá Noel holandés) que le trajera una bolsa de mandarinas, un peluche y un frasco de Pindakaas para comerselo con el dedo. El uruguayo nos dijo que esto es la famosa mantequilla de maní de los yanquis, o sea que también existe ahí. La verdad, está genial.

Más allá de los placeres conseguidos, me encanta que alguien que recién conocemos nos trate tan bien!

5 comentarios:

Obnebur dijo...

ppccchhhhhnnnnnnnsssssssss...
mmummunnnnnch
pindakaas!

Boots dijo...

Que riiiiicoooor! si, es lindo q gente nueva te tire tan buena onda...
Besos, te leeo siempre!

gotamarina dijo...

Gracias Martín! Gracias por estar ahí y por leerme!

Anónimo dijo...

Hola Marinush, sabado 1 de la mañana, el gallinero duerme, me meti en tu mundo y me lei tdo Tuc, me transporte a otro tiempo, que bueno, superdisfrute la charla del otro dia, gracias!!que buen rencuentro!

gotamarina dijo...

hola Negrita! Que buena noticia! un honor que me leas! Para mi tambien fue genial la charla y el reencuentro. Si lees La vie standing there decime que te parece, que para mi es una enorme intriga. Besos miles!