En sus viajes por las regiones del río Han, Tzu-Gung vio a un anciano que, al labrar su huerta, realizaba enormes esfuerzos para obtener muy poca agua de riego. Tzu-Gung señaló al anciano que con un sencillo mecanismo podía obtener mucha más agua con menor esfuerzo. Pero el enojo asomó al rostro del anciano, quien dijo: "He oído decir a mi maestro que cualquiera que emplee una máquina hará todo su trabajo como una máquina. Al hacer el trabajo como una máquina, el corazón se vuelve una máquina, y el que lleva en el pecho un corazón como una máquina pierde su sencillez. El que ha perdido su sencillez se sentirá inseguro en las luchas del alma. La inseguridad en las luchas del alma no se aviene con la honestidad. No es que no conozca tales cosas; es que me avergüenza usarlas".
LIBROGS - Mis libros en el éter informático
Me expando en la ué como gayeta en el agua
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