Hola, cuentogotas, ¿cómo estás? ¡Tanto tiempo! Soy yo, ¿te acordás de mí? Volví, sí. Volví como se vuelve a un viejo amigo con el cual, no importa los años que pasen sin vernos, en cada reencuentro todo está bien. Sintonía y armonía. Sin palabras, en silencio. Necesito no hablar. Necesito dejar de dialogar con las infinitas voces que tengo adentro de mí. Y afuera también. Necesito no adjetivarme. Necesito que todo lo que suene adentro de mí sea en primera persona.
Y pensé: ¿qué tal si cada día escribo una frase? Algo lindo, algo que me ayudó. El mismo viejo truco que usé años atrás y me curó. Y para eso, nada mejor que mi viejo amigo cuentogotas. Mi viejo amigo que me banca en todas, diga lo que diga, haga lo que haga, sin pedir nada a cambio. Sin explicaciones. ¡A mis brazos, viejo amigo!
De regalo, esta Naturaleza muerta abstracta hecha con remolacha y choclo sobre loza.
LIBROGS - Mis libros en el éter informático
Me expando en la ué como gayeta en el agua
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1 comentario:
Bienvenida!! Nos alegrás la vida.
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