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LIBROGS - Mis libros en el éter informático
Me expando en la ué como gayeta en el agua
Agua viva
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Club de Amantes del Jacarandá
El año pasado, cuando llegó la primavera y volví a disfrutar después de 11 años la maravilla de los jacarandás florecidos, lo comenté en el feisbuc, y como muchos amigos comentaron que a ellos también les gustaban, nombré por primera vez al Club de Amantes del Jacarandá.
Este año, con el retorno del lila jacarandino, en vez de hacer un simple comentario en el feisbuc se me ocurrió hacer la página del Club. Armé la página con las pocas cosas que tenía hasta el momento (dos canciones, tres poemas y algunas fotos) y le sugerí a mis amigos que la miren, sin ninguna idea concreta sobre cómo continuar.
Resultó que un contacto del feisbuc (que corresponde a un grupo de narración oral una de cuyas integrantes es mi amiga bibliotecaria de Córdoba) se entusiasmó más que yo y empezó a subir fotos y fotos al Club. Nos escribimos y así me enteré de que la que subía las fotos era otra integrante del grupo a quien no conozco en persona. Le propuse hacerla coadministradora del Club para que pudiera subir las fotos como el Club mismo, y aceptó. Así que casi desde el comienzo somos dos subiendo jacarandeces.
No sé qué habría pasado con el Club si no hubiera encontrado una acompañante. Probablemente habría subido unas pocas cosas más, tal vez las habría comentado con algún amigo, y listo. Pero mi copiloto subía unas cosas tan bonitas tan a diario que me estimuló a mí a subir más cosas. Me convertí en una cazadora de jacarandás: iba por la ciudad y donde encontraba alguno le sacaba todas las fotos que podía, para después subirlas al Club. He aquí algunas de las que saqué:
Con el entusiasmo mutuo el Club creció rápidamente en contenido y en participantes. Pude ver con mis propios ojos cómo funciona la difusión en el feisbuc: poco antes de cumplir un mes ya teníamos 100 seguidores, la mayoría desconocidos para mí, y es agradable ver que lo que nos gusta también le gusta a más gente que no conocemos para nada.
La gran maravilla fue ver que una de estas seguidoras es una escritora francesa especialista en lectura que mi partenaire y yo admiramos mucho. Confieso que cuando vi el "me gusta" de Michèle Petit me emocioné y me conmocioné. Es increíble ver que algo que uno empieza en un rincón del mundo, porque sí, de la nada, por darse un gusto, tiene tantos adeptos y puede llegar tan lejos, llegar incluso a alguien que admiramos.
Este año, con el retorno del lila jacarandino, en vez de hacer un simple comentario en el feisbuc se me ocurrió hacer la página del Club. Armé la página con las pocas cosas que tenía hasta el momento (dos canciones, tres poemas y algunas fotos) y le sugerí a mis amigos que la miren, sin ninguna idea concreta sobre cómo continuar.
Resultó que un contacto del feisbuc (que corresponde a un grupo de narración oral una de cuyas integrantes es mi amiga bibliotecaria de Córdoba) se entusiasmó más que yo y empezó a subir fotos y fotos al Club. Nos escribimos y así me enteré de que la que subía las fotos era otra integrante del grupo a quien no conozco en persona. Le propuse hacerla coadministradora del Club para que pudiera subir las fotos como el Club mismo, y aceptó. Así que casi desde el comienzo somos dos subiendo jacarandeces.
No sé qué habría pasado con el Club si no hubiera encontrado una acompañante. Probablemente habría subido unas pocas cosas más, tal vez las habría comentado con algún amigo, y listo. Pero mi copiloto subía unas cosas tan bonitas tan a diario que me estimuló a mí a subir más cosas. Me convertí en una cazadora de jacarandás: iba por la ciudad y donde encontraba alguno le sacaba todas las fotos que podía, para después subirlas al Club. He aquí algunas de las que saqué:
Con el entusiasmo mutuo el Club creció rápidamente en contenido y en participantes. Pude ver con mis propios ojos cómo funciona la difusión en el feisbuc: poco antes de cumplir un mes ya teníamos 100 seguidores, la mayoría desconocidos para mí, y es agradable ver que lo que nos gusta también le gusta a más gente que no conocemos para nada.
La gran maravilla fue ver que una de estas seguidoras es una escritora francesa especialista en lectura que mi partenaire y yo admiramos mucho. Confieso que cuando vi el "me gusta" de Michèle Petit me emocioné y me conmocioné. Es increíble ver que algo que uno empieza en un rincón del mundo, porque sí, de la nada, por darse un gusto, tiene tantos adeptos y puede llegar tan lejos, llegar incluso a alguien que admiramos.
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