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Último momento: Adán era un celacanto

Hablando de bueyes perdidos, le conté a Manuel la idea de un cuento de Bradbury en el que unos científicos viajan a la Prehistoria, lo único que modifican es una mariposa (¿la tocan? ¿la aplastan?) y cuando vuelven a su presente todo está modificado, ese pequeño incidente mariposal prehistórico desencadenó una serie de consecuencias en el desarrollo posterior que provocaron una realidad diferente, porque como decía el filósofo Pancho Ibáñez "todo tiene que ver con todo".

Manuel me contestó:  Si hubieran matado a todos los celacantos, no existiría ningún animal, porque son el origen de todos los animales.

Me encantó la idea: ¡descendemos de los celacantos! Si fueron el origen de todo animal, entonces Adan y Eva eran celacantos. Manuel buscó el libro donde leyó esto* para mostrármelo y los gusanos, los artópodos y los moluscos no derivan de los celacantos, pero todos lo mamíferos, anfibios, aves y reptiles sí, o sea nosotros sí.

Por eso nos gusta el agua, porque nacimos en ella.

Ilustración: Javier Sáez Castán, en Animalario universal del Profesor Revillod. Almanaque ilustrado de la fauna mundial. Miscelánea de curiosidades para disfrutar aprendiendo. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2003.


* que no es el libro de donde sacamos la ilustración (información también provista por Manuel, dónde conseguir una imagen de un celacanto) sino un viejo Atlas de Clarín.

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