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Cómo cambian las cosas

Ya no queda en mi casa ningún reloj que no sea en realidad un teléfono.

Lo cual provoca situaciones como que le diga a Manuel Fijáte la hora en el reloj y mientras lo estoy diciendo me corrijo bueno, en el teléfono, y que a la larga cobre cada vez más frecuencia el decir fijáte la hora en el teléfono. "Fijate la hora en el teléfono", hace unas décadas hubiera sido surrealista.

Hay más: casi todos los teléfonos son móviles, porque los que no son "celulares" y son "fijos" también son inalámbricos; y casi todos los teléfonos tienen una gran cantidad de sonidos a elegir para el timbre entre los cuales está el sonido típico de los teléfonos del pasado, pero de golpe me dio por pensar: a Manuel ese sonido típico no le resuena para nada, es uno más entre la lista de posibles sonidos, y tal vez se pregunte para qué poner ese sonido tan sin gracia, comparado con las tantas melodías con las que un teléfono pueda anunciarse; lo cual me hizo pensar que dentro de poco, de aquí a que desaparezca mi generación, o tal vez antes, las empresas de teléfonos dejarán de incluir ese tipo de sonidos en sus aparatos, ya no será necesaria esa concesión a la memoria histórica telefónica, las nuevas generaciones no asociarán ese sonido con un teléfono (ahora un teléfono puede anunciarse con cualquier melodía de moda, y de acá a unos años quién sabe cuántas cosas más podrán hacer!).

Desde que estamos acá a los fijos de casa los nombramos por el sonido que hacen cuando son apoyados en sus bases: durante años nuestro teléfono fijo fue "el tirup", pero como tuvimos que cambiar el aparato porque hacía locuras, ahora el nuevo nombre del fijo es "el bldá" (un sonido que se hace pasando rápido la lengua por el labio superior, pero no sé cómo se escribe).

A quien le guste la observación de estos micro detalles, como a mí, le recomiendo la lectura de Georges Perec, quien se dedicó a rastrear montones de estas cosas que él llamaba "lo infraordinario", aquello que es tan cotidiano, incorporado, minúsculo y a primera vista insignificante (pero para él sí significaba) que habitualmente pasa inadvertido.

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