Se viene notando desde hace varios días: a la tarde la luz del Sol dura un poco más, no se hace de noche tan pronto.
Y hoy, por primera vez en meses, cuando salí de casa a la mañana para ir al trabajo, justo enfrente de casa, sobre la línea de tejados en sombras, por debajo de la negrura nocturna: una zona azul suave que acababa en una claridad amarillenta que anunciaba, sin dudas ni equívocos, el Sol!
¡Qué felicidad! ¡Iupiiiiiiii!!!!!!!
Di vuelta en la esquina y la claridad quedó a mis espaldas, y enfrente de mí, un poco a la izquierda, la Luna Llena todavía Señora del Cielo. Subí por el costado del Pabellón hacia la carretera y la Luna estaba entonces a mis espaldas y la claridad del amanecer incipiente a mi derecha. Entre los dos astros, estaba yo, acompañada por ambos en mi camino.
Siempre están.
LIBROGS - Mis libros en el éter informático
Me expando en la ué como gayeta en el agua
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