Noticia de último momento, primicia absoluta:
¡un pajarito se acaba de posar en la baranda de mi balcón!
Se quedó un ratito pispeando, y se fue al balcón vecino.
Me quedé congelada mirándolo, sin atreverme a moverme para que no se espante. Yo estaba un metro adentro y el ventanal estaba cerrado, o sea que imagino que no me vio nunca, pero por las dudas no me moví. Quería darle miguitas de pan pero esperé a que se fuera y ahora dejé algunas a ver si vuelve.
¡Me enternecen los pajaritos! En Besalú era común que hubiera alguno en el jardín. Al mudarnos pensé que en Buenos Aires no volvería a tener ninguno tan cerca... por suerte me equivoqué: este de hoy estuvo más cerca que los del jardín de Besalú. ¡Qué alegría!
LIBROGS - Mis libros en el éter informático
Me expando en la ué como gayeta en el agua
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