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Nocturno matinal

Sonó el despertador, tantée la mesa de luz en la oscuridad buscando el interruptor del velador, escuché el clic clic, y nada ocurrió. Probé otra lámpara a mano y lo mismo. Me vestí con una linterna y desayuné a la luz de las velas. Cuando salí a la calle para ir a trabajar vi que no sólo no había luz en las casas vecinas (cosa lógica por la hora) sino tampoco en los faroles de mi calle ni en las calles cercanas, nada. Extrañamente sí estaban iluminados por dentro, con una luz fantasmal de tan blanca, algunos edificios municipales como el pabellón deportivo y los ascensores nuevos de un grupo de pisos. Caminé en la oscuridad matinal con una sensación de extrañeza ante la falta de electricidad, pensando en qué distinto se veía todo sin luz, imaginando un pueblo abandonado, cuando al llegar a la esquina de la fábrica volvió de golpe, al mismo tiempo en todos lados: en la fábrica, en los faroles de la calle, en la concesionaria de coches, en la estación de servicio... todo lo que habitualmente está encendido a esa hora volvió a encenderse.

Un caso de peluquería interior

Cuenta la leyenda famliar que nací con la cabeza bien cubierta de pelo oscuro y revoltoso, razón por la cual mis padres me apodaron cariñosamente "Juan Cepillo". Las revoluciones de mi cuero cabelludo siempre fueron el comentario irrenunciable de los peluqueros/as que tuvieron la suerte de vérselas con mi cap(h)ilaridad. También fueron motivo de reflexión por mi parte, cada vez que intento que una mata de pelo vaya para un lado y resueltamente se vuelca hacia el contrario, con una firmeza que agradecería tener en otros aspectos de mi ser. Tanta convivencia con mis remolinos capilares me hizo preguntarme hoy: ¿no será que los remolinos de mi cabeza no están sólo del cuero cabelludo hacia afuera? ¿No será que sus raíces son más profundas que los bulbos pilosos y se prolongan hasta los axones de mis neuronas? ¿No tendré el mismo dibujo ensortijado decorando las circunvoluciones de mi cerebro?

Fotografía: Martin Waugh, Liquid Sculpture.

Barro tal vez - Luis Alberto Spinetta



Si no canto lo que siento
me voy a morir por dentro
he de gritarle a los vientos hasta reventar
aunque sólo quede tiempo en mi lugar
si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada
he de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar
ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez....

y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar
ya me apuran los momentos
ya mi sien es un lamento
mi cerebro escupe ya el final del historial
del comienzo que tal vez reemprenderá
si quiero me toco el alma
pues mi carne ya no es nada
he de fusionar mi resto con el despertar
aunque se pudra mi boca por callar
ya lo estoy queriendo
ya me estoy volviendo canción
barro tal vez...
y es que esta es mi corteza
donde el hacha golpeará
donde el río secará para callar