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Luna llena

Gracias a que en la empresa en la que trabajo decidieron mantener el "horario de verano" durante todo el año, ahora que es otoño (y que el país todavía no cambió su horario nacional) cuando salgo de mi casa para ir a trabajar a la mañana todavía es noche cerrada. (Qué lindo eso de que a la mañana es de noche, suena a nonsense.)

Hoy salí de casa y en el cielo oscuro campeaba la Luna: redonda, rutilante, espléndida y bien alta. Caminé las cuadras hacia mi trabajo mirándola todo el tiempo, ella adelante de mí, un poco a la izquierda, señorial en el cielo vacío, en la negrura que aclaraba un poco con su presencia. Si hubiera fallado el alumbrado público (por desgracia nunca falla) podría haber hecho mi camino sin tropiezos, iluminada por su luz. Me acompañó hasta la esquina de mi trabajo, porque ahí tuve que doblar, y quedó a mis espaldas, pero hice la cuadra que faltaba dándome vuelta por sobre mi hombro cada dos pasos para echarle miradas y que me siguiera acompañando. Antes de entrar al trabajo, nos saludamos.

Ayer al anochecer ella había aparecido inmensa y amarilla por sobre las casas de la vereda de enfrente. Cuando sale se ve desde la ventana del cuarto de Manuel, y ayer la miramos juntos y me dijo: "es una luna tan hermosa que la llamo La Luna del Amor" y me dio un beso y un abrazo. ¡Qué romántico me salió!