LIBROGS - Mis libros en el éter informático
Me expando en la ué como gayeta en el agua
Paseo después de la lluvia
Fotografías y videos: Rubén Botas (excepto la última, después de 10 intentos logré que saliera enfocada una gota!)
Y a la tarde...
... nos fuimos a pasear a Les Estunes, un paraje del municipio de Porqueres donde hay un bosque tupido que crece en medio de unas grietas fantásticas, muy impresionantes.
Dice la leyenda que ahí vivían unas hadas llamadas "goges" (trasliterado al argentino, "goges" se pronunciaría "goyas"), que eran unos seres fantásticos, especie de hadas, que tenían sus palacios dentro de las grietas; eran muy hermosas, se ocultaban de día y por la noche montaban unas buenas juergas en sus palacios encantados, y quien entrara en su mundo ya nunca podría salir de él. Los cartelitos de Les Estunes las recuerdan así:
No hace falta una mente afiebrada para imaginar algo así en ese bosque... el lugar es muy mágico, las grietas son impactantes, de muchas no se ve el fondo, siguen profundamente hacia abajo y adentro de la tierra, las plantas y árboles crecen desde su interior, y en algunas, adentro, se ven puntos luminosos (supongo que será algún mineral semejante a la mica), o sea que da toda la idea de que hay joyas resplandecientes metidas ahí adentro... no hace falta mucho para sentir que todavía está habitado por "les goges".
Las grietas son tan impactantes que en algunos casos parecen precipicios; y para salvarlas a veces hay que dar unas buenas zancadas (en una hasta pusieron un puentecito de medio metro). Manuel super entusiasmado trepando y explorando, se acerca a una grieta y dice "me voy a precipitar". Me pareció muy divertido.
Dice la leyenda que ahí vivían unas hadas llamadas "goges" (trasliterado al argentino, "goges" se pronunciaría "goyas"), que eran unos seres fantásticos, especie de hadas, que tenían sus palacios dentro de las grietas; eran muy hermosas, se ocultaban de día y por la noche montaban unas buenas juergas en sus palacios encantados, y quien entrara en su mundo ya nunca podría salir de él. Los cartelitos de Les Estunes las recuerdan así:
No hace falta una mente afiebrada para imaginar algo así en ese bosque... el lugar es muy mágico, las grietas son impactantes, de muchas no se ve el fondo, siguen profundamente hacia abajo y adentro de la tierra, las plantas y árboles crecen desde su interior, y en algunas, adentro, se ven puntos luminosos (supongo que será algún mineral semejante a la mica), o sea que da toda la idea de que hay joyas resplandecientes metidas ahí adentro... no hace falta mucho para sentir que todavía está habitado por "les goges".
Las grietas son tan impactantes que en algunos casos parecen precipicios; y para salvarlas a veces hay que dar unas buenas zancadas (en una hasta pusieron un puentecito de medio metro). Manuel super entusiasmado trepando y explorando, se acerca a una grieta y dice "me voy a precipitar". Me pareció muy divertido.
Un mediodía ingenioso
Tenemos un deporte verbomental familiar: decir estupideces. Rubén las llama "estupideces" con cariño, porque nos infunden el más profundo respeto, y con ironía, porque suponemos que así las calificarían muchos que no somos nosotros. Cuando nos conocimos Rubén y yo descubrimos que ambos lo veníamos practicando por nuestro lado, ahora ya somos tres.
Va de muestra este triálogo de hoy al mediodía (las frases se sucedieron así, una tras otra, sin más intervalo entre una y otra que lo que cuesta tomar aliento y comenzar a hablar):
Marina: -¿El atún vive en Túnez?
Manuel: -¿La madriguera se construye en Madrid?
Rubén: -¿Y la ciudad de Girona gira mucho?
¡Chin pun!
Va de muestra este triálogo de hoy al mediodía (las frases se sucedieron así, una tras otra, sin más intervalo entre una y otra que lo que cuesta tomar aliento y comenzar a hablar):
Marina: -¿El atún vive en Túnez?
Manuel: -¿La madriguera se construye en Madrid?
Rubén: -¿Y la ciudad de Girona gira mucho?
¡Chin pun!
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