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Volvieron las 10 horas


Otra vez jornada laboral intensiva de 8 horas diarias por contrato más 2 horas extras diarias sin mucha posbilidad de decir que no, por tiempo indeterminado (esta vez de 7 a 17 , en vez de 8 a 18, como la temporada pasada). ¡Ojalá no se prolongue 7 meses, como en la temporada anterior! Otra vez no ver la luz del sol de lunes a viernes salvo unos pocos minutos al mediodía, otra vez convivir con la presión laboral y lidiar con la ansiedad que me provoca ver que por más que trabajemos y trabajemos no damos a basto, otra vez quemarme el cerebro con este trabajo y pensar en él hasta dormida, otra vez caer fundida a la noche y no tener un minuto libre durante el día para mí...

Por lo menos esta vez hay grandes diferencias: no estoy sola, tengo dos compañeras de trabajo fantásticas que trabajan mucho y con las que me llevo muy bien; y el dueño dio su consentimiento expreso a que nos tomemos 20 minutos para comer al mediodía (cosa que la temporada pasada no había ni mencionado) y nos los tomamos religiosamente, saliendo a la puerta a ver el sol si el tiempo lo permite. Algo es algo.

Y lo mejor que puedo hacer es tomármelo con soda... amargarme no ayuda nada.

Eso sí: pocas ganas tengo de pensar en una mudanza en estos momentos... y sin embargo no tengo más remedio que pensarlo.

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